Neus Escoda M.

Los que ya tenemos unos años, nos gusta observar a las personas y además trabajamos ayudándolas, nos damos cuenta que hay miles de personas que su principal problema es la toma de decisiones: *No sé si ir a correr o no *No sé si comprarme este abrigo o no *No sé si estudiar letras o números *No sé si salir con María o con Carla *No sé si comer carne o pescado *No sé si cambiar de trabajo o seguir en este *No sé si comprarme este coche o el otro *Etcétera, etcétera, etcétera… Todo son incertidumbres y dudas y cuando la toma de decisiones se refiere a cosas muy importantes como: comprarme una casa, cambiar de trabajo, o casarme, es lógica la indecisión, pero no por cosas que no tienen tanta importancia y que no afectan de forma dramática a nuestra vida….   “Piensa que las decisiones que no tomes tú, las tomarán los otros por tí” Muchas veces las cosas se solucionan solas y no has tenido que tomar ninguna decisión, pero en general nuestro día a día depende de pequeñas y gr

No sé la edad que tienes, ni si eres hombre o mujer, ni si eres pobre o rico, pero independientemente de todos estos datos, como seres humanos que somos, nos hacemos preguntas: ¿Qué hago yo aquí? o ¿Cuál es el sentido de mi Vida? Esta quizás no te la hagas pero deberías hacerlo: ¿Quieres vivir más días o quieres llenar tus días de Vida? Piensa un poco en tu respuesta, ¿prefieres vivir más o vivir más intensamente los días que te toque vivir? Al final todo se basa en lo mismo, el hecho de saber qué es lo que queremos en la vida hará más fácil que seamos felices, mientras que si no sabemos lo que queremos, iremos de un lado a otro sin saber ni cómo ni por qué. ¿Cuál es el objetivo de este artículo? Simplemente demostrarte que las personas que se mueven por objetivos, sueños o tienen una misión, son más felices que las que van como un pollo sin cabeza por la vida o se dejan llevar como un barco sin rumbo. Van de acá para allá pero no tienen ni motivación, ni actitud pa

Seguramente no te habías planteado esta pregunta hasta este momento. A tu alrededor has visto personas que les diagnosticaban un cáncer, una fibromialgia, un ELA o directamente sin diagnóstico, de la noche a la mañana han tenido un accidente y se han quedado en una silla de ruedas y de poder hacer deporte todos los fines de semana (futbol, carreras, maratones, esquí de montaña o alpinismo) no pueden ni andar y en el futuro…..ya veremos. Cuando todo eso no te sucede a ti ni a tu núcleo familiar, no te paras a reflexionar sobre cómo te lo tomarías ni cómo reaccionarias,   pero cuando un día te duelen las piernas, los brazos y pasan las semanas y después de analíticas y pruebas el médico no es capaz de darle un nombre concreto a la enfermedad que se supone que tienes, pero aún sin nombre ya no puedes hacer lo mismo que hacías hasta entonces: jugar con los niños, hacer 5 o 6 kilómetros de senderismo, ir en bici con tu pareja o ir al gimnasio día sí día no o simplemente barrer el