El Arte de sobrevivir a las adversidades: KINTSUKUROI


El Kintsukuroi, es el arte japonés de recomponer lo roto. Cuando se rompe una pieza de cerámica, los maestros kintsukuroi la reparan con oro, dejando a la vista la reconstrucción, ya que para ellos, una pieza reconstruida es a su vez símbolo de fragilidad, fortaleza y belleza. 

Después de leer un libro muy interesante del psicólogo catalán Tomás Navarro, llamado KINTSUKUROI: El arte de curar heridas emocionales (Editorial Zenith, Planeta) me he decidido a compartir parte de su sabiduría con la idea de que si os parece interesante, compréis el libro y lo uséis como libro de cabecera al igual que hago yo desde que lo leí.

El autor compara la cerámica con la vida, y viene a decir que: “La cerámica y la vida pueden romperse en mil pedazos, pero no por ello tenemos que dejar de vivir la vida intensamente, de trabajarla intensamente y de depositar en ella todas nuestras esperanzas e ilusiones. Lejos de evitar vivir, tenemos que aprender a recomponernos después de una adversidad.”

En otras ocasiones ya os he hablado de la Zona de Confort y lo que representa para muchas personas. Es esa zona en la que se sienten seguros, no tienen nada que arriesgar, nada les puede hacer daño, todas las personas que están dentro, son de confianza y por lo tanto no la pueden herir y ese es el motivo principal por el que no salen ni arriesgan….y también ese es el motivo principal por el que no crecen en su vida personal ni en la profesional, “Si no arriesgas, no ganas”.

Por lo tanto si no somos lo suficientemente valientes para arriesgarnos y lanzarnos al vacío por miedo a que nos hagan daño, a que nos den un golpe, a que nos dejen, nos hieran o nos rompan en pedazos, nunca viviremos plenamente, solo iremos sobreviviendo. 
En este libro encontrarás las respuestas para tener la suficiente seguridad en ti mismo, aceptar el desafío y lanzarte a vivir.

A lo largo de nuestra vida, podemos encontrarnos con muchos obstáculos o adversidades que harán que se desequilibre y en ocasiones esos obstáculos nos harán daño y nos romperán el corazón (una separación, la muerte de un ser querido, etc.) o cualquier parte de nuestro cuerpo en pedacitos (un accidente, una operación, etc.), unos más grandes y otros más pequeños.
Aquí es donde interviene el Kintsukuroi, al igual que en este arte milenario, no debemos tirar la toalla, sino coger los pedacitos, limpiarlos, ordenarlos y volver a pegarlos. Y no pensar en ello como “nunca volveré a estar como antes, o nunca volveré a querer igual” sino pensar que estas son las cicatrices de la vida, lo que demuestra que has vivido, que has luchado por lo que querías, que has escalado, conducido, nadado e incluso has hecho puenting y estas son las medallas o los signos que lo demuestran.

Si esperas encontrar la felicidad al final del camino, puede que tengas una gran desilusión, ya que la felicidad está en el camino, no al llegar a él. Por eso vive todo lo que tengas que vivir, “ahora” no esperas a llegar a tu lugar de destino para se feliz, disfruta ahora buscando los vuelos, preparando la ruta, llenando las maletas, etc.
No esperes ser feliz cuando te jubiles, ¿quién sabe lo que pasará de aquí a un año? Sé feliz ahora disfrutando de los meses que te quedan de trabajo y valorando todo lo que podrás hacer después: dormir más, pasear, hacer ejercicio, hacer de cocinillas, disfrutar de los nietos, etc.

¡VIVE AHORA, ES EL MOMENTO!

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